viernes, 16 de febrero de 2007

Carmencita Thyssen tiene dos niñas sin perder la figura

La baronesa Thyssen -o se dirá varona- se ha comprado dos niñas gemelas por el precio de una. Es lista doña Carmen, niñas ahora que dicen las ministras que éste, el XXI, será el siglo de la mujer. Y es que lo que no se pueda traer con dinero de la casa del niño Bush que salga dios y lo ponga de oferta.
Las monadas, y no es porque se vayan a subir a los árboles a los que se encadenó su mamá adquisitiva a las puertas de su palacio museo para que no nos los cortaran, tienen la una los ojos verdes y la otra azules, casi como si las hubiera encargado con las lentillas de colores puestas. Claro, es que a ella, incluso antes de su ascenso nobiliario (¿o se dirá mobiliario?), ya le gustaban muchos los colorines y el carnaval. No hay más que verla con la cara recién pintá: Puro impresionismo, como otra joya más de su colección.
A servidor lo que le preocupa es cuando sean mayores de edad y si la ley sigue por donde va, o las niñas hablen con Paco Lobatón, y quieran conocer al vientre y a la polla de alquiler. Habrá que esperar a que vendan la exclusiva y para entonces lo sabremos todos.
En cualquier caso no me dirán que no es arte traer dos niñas al mundanal ruido sin perder ni la talla ni la compostura. Para eso hay que ser como doña Carmen y no más.

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