lunes, 30 de julio de 2007

Tarde de cuernos en El Puerto: el secreto de la taleguilla

Esta tarde de verano me he ido de corrida. Chitón, que no salen de lo mismo. Una corrida en plan serio, como esas que denigra el bueno de Jorge Javier, el tomatero, el niño de las hormigas, que anda dándose el lote –con el permiso de mamá- por esas playas con un novio que se ha echado para la ocasión. Ya verán qué fotos. Al dandi de la sobremesa lo han sacado con un tomate en la boca. ¿Un prodigio del Phtotshop?
Y hablando de cuernos aquí me tienen; en el tendido de sol –la casa no paga para más- dispuesto a tragarme una corrida de Antonio Caro Gil, que toma la alternativa, un torero serio –dicen-, de esos que no salen en la prensa rosita, natural de Mesas de Asta, un pago de Jerez de la Frontera (Cádiz), donde una vez me dijeron que algunos sitúan a los Tartesos –otra leyenda-; El Juli –que se nos casa pronto con otra jerezana que no le toca nada a Antonio-; y Cayetano, ese muchacho que apodera Curro Vázquez con el permiso de Armani. Si quieren les digo el apellido de Caye, pero me parece que no hace falta.
Como la tarde estaba recalentada, es lo que pasa cuando torea Cayetano, han instalado en la plaza de El Puerto de Santa María un sistema de microclima que dicen que baja la temperatura entre seis y siete grados. Para que se hagan una idea de la temperatura de la plaza: La venta de bragas nuevas ha subido en los últimos días en las tiendas al uso de la ciudad portuense. Ni en los tiempos de Jesulín. Claro que si el sistema no baja la temperatura por lo menos sales bañado, cosa que se agradece cuando el negocio calórico ronda los 40º. El sistema ya lo usaron en la ya legendaria Expo’92, lo usarán en Zaragoza, y lo usan en las granjas de pollos –y de pollas -que todo hay que advertirlo- para que los pobres animales no perezcan con estos calores.
Mi amiga Concha, que comparte tendido, y que empieza a quejarse de que no está su culo para asiento tan duro, y que es una de las que ha dicho que sí en la encuesta de las bragas, entiende casi lo mismo que yo de estos negocios –los taurinos, quiero decir- pero está que se sale con eso de la taleguilla.
-¿Y tú crees que toda la taleguilla es cosa? –me pregunta entre el éxtasis y los malos pensamientos-.
-Que va –le digo-, o te crees que si lo fuera lo habría dejado La Perra.
Y ella me mira y comprende lo que digo sin necesidad de más explicaciones. Y me fijo que con eso del microclima, con la camiseta humedecida, se le están marcando unas tetas que yo no sé si las de Tamara, la ex novia streper de Kiko Rivera (el ordenador se empeña en poner kilos Rivera), eran de plástico o no (Ella parece ser que alguna vez dijo que sí), pero las de Concha seguro que no, que aquí no hay más trampa que la revolución del Danone y los efectos secundarios del helicóptero de Tulipán.
Claro que ni Concha ni servidor saben un huevo de estas cosas de los cuernos. Nosotros somos muy formales y venimos a lo que venimos, a ver el paseíllo. Cierto que nos hemos traído un asesor –como hacen los presidentes en las plazas- para que nos oriente sobre el particular. Trabaja en la SER (desde que se murió Polanco está como más triste de lo habitual, hay días que ni se encuentra) y Caye, que es a quien nosotros esperamos con devoción rosa, no es torero de su cuerda. “Está muy verde con el capote”, me dice. “Lo sacas del paseíllo y se pierde. “Tomó la alternativa con prisas” Y a lo loco, añado yo que lo supongo. Los negocios.

La cogida “Fíjate, que Curro –por el apoderado- no lo lleva por plazas de primera”. ¿Y qué? –le pregunto-. “Pues que los toros son de medio pelo, que las exigencias son menores, que lo están paseando… Y eso es porque puede, ¿sabes?, que eso a cualquiera no se lo permiten”.
Dos pasos más allá, tendido más tendido menos, siguen la corrida dos “rara avis” de este mundo torero de taleguillas y picadores: Rafael de Paula y Morante de la Puebla, “dos artistas”, me dice mi asesor particular, que no quiere por nada del mundo que diga su nombre. Yo creo que se avergüenza de tener amigos como servidor. Mientras hablamos el tercer toro de la tarde, “un Núñez del Cuvillo” –me chivan y me advierten que se escribe con v- se ha llevado por delante al niño de Carmina, al ex de La perra, al modelo de Armani. Y ahí que lo llevan en volandas a la enfermería. Y me acuerdo de papá Paquirri. Y es que los toros, hasta los de medio pelo tienen cuernos y no entienden de las campañas promocionales. Y éste, digo yo, que como mi amiga Concha, también quiso saber qué había más allá de la taleguilla. Mal negocio.

sábado, 21 de julio de 2007

Experiencias religiosas: Con el volante hemos topado

Llevo al aeropuerto a un buen amigo que se dispone a cumplir otro de sus sueños. J.J. es de los que se proponen cumplir esos viajes oníricos y mediáticos que a veces dejan caer como si tal cosa los muchos escritores que pueblan nuestro mundo –calaveras aparte-. El año pasado se pateó los lugares en los que transcurre El “Código da Vinci”, y este año se ha empeñado en convertir en aventura (peor sería que le diera por hacer la ruta de los locales que regentan Óscar Lozano o David Flores) una propuesta –que según él, siempre según él- hace en “Mercado de espejismos” Felipe Benítez Reyes, el último premio Nadal. Para J.J. la hoja de ruta -¿de qué me sonará esto?- son los lugares en los que según Benítez están algunas de las reliquias más importantes de la Cristiandad: Chalons (Francia), donde está uno de los varios cordones umbilicales de Jesucristo; Amberes, con uno de los varios prepucios; en el Museo de la Prehistoria de Roma, con el cuchillo empleado para su circuncisión; en Liria (Valencia), donde las plumas del arcángel san Gabriel; en Coria (Cáceres), con el mantel de la Última Cena (que por cierto, cuenta que una Caja de Ahorros, con su bendita Obra Social –dios nos ayude a entenderla- está regalando una imitación made in China, para que vean lo útil que pueden llegar a ser los viajes reales); en Maguncia (Alemania) donde están las plumas y los huevos que puso el Espíritu Santo cuando fue paloma; en el Sancta Santorum del Vaticano, donde tienen embotellado un estornudo del Espíritu Santo; en Vendôme, las lágrimas de la Virgen y en Lisboa, el cráneo de santa Brígida.
Y el bueno de J.J., que no sabe Íker Jiménez la que se está perdiendo, está además convencido de que el itinerario oculta la clave para determinar las coordenadas en las que se localiza el sepulcro en el que realmente y todavía yacen los restos de Jesucristo. Y si él lo dice seguro que es verdad. Claro que yo le he apuntado, y de veras que no lo termino de entender, cómo no aparece Padua, donde dicen se guarda el primer pañal cagado del Niño Dios. Misterios que hay muchos.
Claro que la Iglesia Católica está últimamente muy rara; sí, la nuestra, a la que todos hemos sobrevivido de alguna manera, la más guapa, la auténtica, la número uno, la única, y si eso lo dice Benedicto así debe ser, porque por algo desde 1870 -cuando se aprobó la encíclica “Pastor Aeternus”- lo que dice Su Santidad va a misa. Será por esas certezas por las que hasta a la niña de Letizia le han echado las aguas bautismales con Roucco como mano ejecutora. Claro que esta niña no va a estudiar eso que llaman Educación para la Ciudadanía, que es cosa de pecadores y proscritos. Y no porque de aquí a entonces habrán cambiado quince veces el plan de estudios de nuestros pobres hijos, que también; sino porque los reyes y allegados van sobrados de educación y la llevan en la sangre, y no como otros que tenemos una disposición al infierno que no hay dios que nos salve. Sólo así se comprende la que están montando con esta asignatura para inmorales y maleducados. Yo, para curarme en salud, he optado por persignarme cada vez que veo a Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, un día sí y el de en medio también, mandándonos al infierno a todos los que vamos a sufrirla, y eso sin aceptar como penitencia siquiera declararse seguidor incondicional de Pocholo 007, con lo que fue su abuelo para tanto santo.
Conducción milagrosa
Al infierno todos y ZP al rincón en el que más calor haga, debe ser por eso que este año se va de veraneo a Doñana, selecto parque nacional que sólo disfrutan los presidentes de gobierno, un buen puñado de mosquitos y los linces. Bueno, y Antonio Burgos y otros que yo me sé, que hacen lo propio en Matalascaña(Huelva), que no es el parque pero queda cerca y en verano se llena de bichos y de bichas de todas las subespecies.
Pero a esta iglesia lo cierto es que no se le escapa una. Se nota que si no es cosa de Dios lo parece. Me acaban de mandar los diez mandamientos para el conductor católico y me he quedado pasmado. Estoy haciendo fotocopias para regalarlos entre los amigos. Ahora, tendré que preguntar en la DGT si eso de rezar oralmente el rosario es compatible con la conducción. Claro que no es lo mismo rezar que hablar por el móvil, y que eso no es una necesidad vital y además está penado, si no con el infierno con cosillas más mundanas. En fin, ya saben, antes de viajar encomiéndense a la DGT, a San Cristóbal, al Arcángel Rafael, protector de los viajeros, y a la Virgen Santísima; que no todo en esta vida es tener un GPS y una foto de Pitita Ridruejo en la guantera.

¿Quién es esa señora que va con Darek?

¿Quién será la señora que va con Darek? Me preguntó mi sobrina, que como tampoco domina el español y habla con acento cheroqui, está ilusionada y cree que también podrá hacer un programa en laSexta, donde el paisano de Juan Pablo II, q.e.g.e., está ganando tanto terreno que empiezo a temer por las vidas laborales de Patricia Conde y Ángel Martín, que supongo deben saber qué le ha hecho este joven a Milikito para estar a punto de convertirse en el rey de la casa, un hito –el de la penetración de un muchachote del Este en las televisiones de España- que sólo tiene parangón en la ascensión a la gloria de Valerio Lazaroz; claro que aquél, por muchas mamá chichos y Carmen Sevilla que redescubriera, tenía otras habilidades. Y de Darek no reconocemos mucho más que esa propensión a comprarse los pantalones y las camisetas un par de tallas menos, seguramente porque el presupuesto no le da para más.
Claro que la desconocida que acompaña al mozo debe ser por lo menos su tía –nada de tía abuela, tía a secas-, y si me apuran mucho, igual es una prima hermana entradita en años que ha venido a ver cómo pone a las Españas a la altura de su bragueta.
Claro que peor es lo de don José Saramago, que aparte de que no sale en laSexta ni por equivocación, y eso ya es grave, se permite augurar que igual mañana, o pasado, tampoco lo pone muy en claro, aunque quizá sea lo mejor con la que está cayendo en tierras Vasco-Navarras, que este bendito país y los vecinos lusitanos algún año de estos se fundirán en uno solo bajo el nombre de Iberia. Y yo les juro que me lo creo. Y además, tendríamos la posibilidad de llegar –como es costumbre- una hora tarde, hora canaria, hora portuguesa, como corresponde. Y si uno se pierde en la T4, échenle tres cuartos de hora más, como debe ser. Pero… ¿Y quién será ese tal Saramago? Seguro que Darek lo sabe, tiene cara de saberlo todo, ya veremos. Y si no que hable la señora que lo acompaña. Para mí que está buscándose las habichuelas con el pobrecito. Pobre muchacho. Trabajar tanto para que otras se aprovechen de sus bondades. Y es que no se puede ser tan cándido en esta vida, que después ya veremos si la tal no se va de plató en plató contando lo incontable.
Y eso que de la señora me suena la cara pero no caigo. De él sí que me lo sé todo: el número que calza de pie y el número que tiene sentado, la marca de preservativos que prefiere -¿O ya no le hacen falta?- y hasta el nombre de su abogada, porque en estos tiempos un famoso sin abogada ni es famoso ni nada de nada. Dice mi colega Ricardo Castillejo que la desconocida, que no debe tener dinero ni para comprarse una falda en condiciones como a la vista está, le falta tela por todos sitios, que la tal es hasta celosa y que atacada de celos, en mi pueblo se diría lacónicamente “de cuernos” (digamos que potenciales, por si acaso) que no deja ni que el pobre Darek tenga la abogada que quiera. Y es que ya saben que no somos nadie. Y si eres famoso menos. Y si tienes una señora que te sigue como si fuera tu sombra peliteñida todavía menos. Qué pena de muchacho, con lo feliz que había de ser antes de este embrollo. Y ahora, ya verán, se lo llevará a la playa para que marque paquete y sus amigas de peluquería se mueran de asco o de envidia, que uno ya tampoco sabe cuál es el pecado nacional.

Intento desesperadoSer metrosexual para eso; para eso y para vivir con la portañuela en un tris, que también es un apuro lo de maldormir soñando que llega la tía de Martini y sin mediar palabra, te corta los cojones de un tajo (¡Eso sí que es un trauma, ya les contaré otro día, pobre George Cloony!) como si fueras un toro de hielo cualquiera.
Claro que me cuenta mi buena amiga Inés, psicóloga de profesión, que lo del mozo y la desconocida, esa señora de la que ya no soy capaz ni de recordar ni su nombre ni sus facciones, es habitual a ciertas edades, y que hay literatura científica sobre este tema toda la que se quiera, porque no es más que un intento desesperado de retener la juventud al que se recurre cuando ya se ha probado de todo sin éxito. Y que engancharse a jovenzuelos es para chuparles la sangre –ya pensaban en otra cosa, qué mal pensados que son- y otros jugos con el sueño de hacer posible lo imposible. Pero me advierte que estas cosas terminan mal cuando no enseñando las tetas en alta mar en la cubierta de un yate prestado. Y si no recuerden, que de marujeos y otras yerbas va la nación sobrada.

Pijos virtuales

Estoy por pedirme un café con churros y santas pascuas para volver a la realidad. Y es que tengo amigos que me dicen que se van de fin de semana a secondLife.com, donde han conocido a una mocita que ya les contaría; y otros que aseguran que el nuevo gobierno del mundo empieza en Vorovoro, una isla en Fiyi, en el sur del Pácífico, y en la que una tribu virtual se ha hecho real, digo yo que para desgracia -o suerte, que eso nunca se sabe- del jefe Tui Mali y de los yavusa, que eran, hasta ayer, los habitantes de la isla. Ahora los jefes, además del nativo, son Ben Keene y Mark James, que organizan la movida isleña. Ahí los tienen en tribewanted.com
Y como en la red hay de todo, los pijos del mundo no iban a ser menos. En asmallworld.net, ASW para los niñitos y las niñitas de papá y mamá, pueden encontrar –si les permiten el acceso- lo más granado del pijerío nacional e internacional.
La gloriosa idea la tuvieron un sueco de nombre Erik Wachtmeister y su esposa Louise, con la esperanza de ofrecer un sitio de encuentro sólo reservado para bañistas de Saint-Tropez y esquiadores de Gstaad en Suiza, por un poner. Y claro, al sitio, como a los clubes ingleses, no entra cualquiera. Y dicho esto ya se pueden imaginar quienes sí pueden entrar: Lo más chic de nuestra selecta bollería, desde Tamara Falcó –miss carné por puntos- a Carla Goyanes, desde Alejandro Agag -el Fórmula1- a Luis Alfonso, el rey de Francia –virtual, claro está-. Pijos del mundo unidos. Hasta Paris Milton forma parte del club. Una gozada que te pueda contar en primera persona su experiencia mística en la cárcel.
Ha contado Wachtmeister que al club sólo se llega por invitación y que en cierta ocasión se les coló un tal que decía ser Bill Clinton. Y allí que lo tuvieron. No ha aclarado quién lo llevó de invitado, ni cuáles fueron sus credenciales. Igual con los antecedentes ovales del ex presidente todo lo demás sobraba, que ustedes no sabe cuánta perversión se vende por esos saraos del mundo virtual ni cuánto está el mundo de necesitado de experiencias extrasensoriales. Al final no era Bill y más de uno y de una se debió sentir decepcionado. ¿Con quién lo habría hecho? ¿Quién sería el impostor?
Y es que una cosa es tener cara de pijo, y hasta de tonto, y otra serlo. Democracias aparte, de cintura para abajo, todos romanos, o a lo mejor iguales, que queda como más social. Perdón, o casi, que después se me enfadan las seguidoras y los seguidores de Nacho Vidal, que ya saben que marca paquete con un vaso de cubata como paradigma y esencia de su inmortalidad.
Ah, la inmortalidad. Cada cual la consigue como puede. Fíjense que por Internet uno puede ser lo mismo pijo, que monja que santo. Así que si quieren serlo olvídense de monsergas y dense una vuelta por quierosersanto.com. Yo me he apuntado por si acaso. Y no se crean que es cachondeo. El sitio está dedicado a Santo Domingo Savio, que no tiene nada que ver con San Domingo y otros goces festivos. Nada de eso. Es un niño santo salesiano con todos los papeles en regla, que eso de la santidad tiene mucho que arreglar. Fíjense la que están montando para canonizar a Juan Pablo II que podría terminar de patrón de la Fórmula 1. Robert Cubica, del mismo modo que algunos camioneros de Ubrique llevaron un tiempo una foto de Belén Esteban en la cabina, llevaba cosida a su mono una foto dedicada del pontífice polaco cuando chocó contra un muro a 280 km/h en el GP de Canadá. Y ahí lo tienen, ileso. Milagro.

Rato amoroso
Menos santo, o por lo menos no de mi devoción, don Rodrigo Rato, el del FMI (y yo que creía que eso era una de las emisoras de radio que siempre tuvo su familia) ha anunciado que dimite, que esto de estar con los dineros del mundo harta, que mejor en casa, de Capitán Trueno del ínclito Mariano, cerquita de los niños, que ya saben cuánto hueco deja una separación matrimonial, que después todo son problemas. Claro que en Italia, el “Corriere Della Sera”, ha dicho que lo deja todo por amor. Otra vez el romanticismo. “Per amore” -para ser más exactos- a una periodista española diecisiete años más joven que el suegro de Espartaco. Y es que las periodistas cuando besan… Y si no acuérdense de Ségolène Royale que no gana para disgustos. Primero no le votan ni sus primos franceses, y después François Hollande, su amantísimo marido, se lía con la periodista de Paris Match, Valerie Triermeiller. Adiós castidad, adiós.

martes, 3 de julio de 2007

La cacharrería nacional y el tamaño de las cosas

Hace unos días, en uno de los programas culturales que nos ofrece nuestra granada televisión, servidor como Fernando Colomo también los ve, seguramente porque no hay nada más emocionante que el zoológico de la vida, veía a Chelo García Cortés opinar sobre el mandado de José Manuel Estrada. A Chelo el tamaño de la cosa del polemista le parecía suficiente. A mí con el pingajo me pasa lo que a Sánchez Ferlosio con el cáncer: Se admira de cuántos nombres puede llegar a tener el bicho, o la bicha. Lo que quieran. Y es que el verano, que ya tenemos encima, es prolijo en estos asuntos, en los colgantes quise decir, y alguno hasta no duerme por robar por esas playas del mundo un despelote con todos sus avíos. Aunque también los hay que se la cogen con papel de fumar. A monseñor Andreu, de tocata y fuga de las noches de Antena3 –dicen que se le ha bajado la cosa, la audiencia, deben entender-, lo retrataron en barra y los jueces han dicho que no, que no hay derecho y que el monologuista del El Terrat tiene derecho a despelotarse sin que lo retraten como a una vendedora de exclusivas cualesquiera. Y bien dicho que está.
Durante esa misma velada cultural Rafa García, un clon de Dinio pero sin gracia y con menos antecedentes mediáticos, la convidó aprovechando las interesantes conversaciones científicas que los entretenía, a conocer la propia si quería saber qué es lo que hay que tener en la entrepierna para ser feliz. El cubanito cree que vino al mundo cual fenómeno con tres piernas; y digo yo que con una neurona, una de esas que, según palabras de Marina Castaño, contertulia televisiva por la gracia de dios, controla el funcionamiento de la bragueta. ¡Cuántas cosas se aprenden con un Nobel!
Pero volviendo a lo que íbamos. Si la cacharrería nacional anda revuelta no es porque a Kiko Rivera lo pillaran de aquella manera durante alguna travesura nocturna, incidente que no tiene tampoco la más mínima importancia en un país en el que se ha retratado en pelota picada hasta Umbral. Y en el que por pillar hasta han pillado como reyes de basto desde el mismísimo Juan Carlos, en pose marinera aunque las instantáneas no pasaron la frontera italiana, hasta a su primo Alejandro Leccio. Dicen que cuando al condesito lo retrataron a pelo hubo bronca real por destapar los secretos de la familia. Una pena que no viéramos en su momento el de su majestad, el valor antropológico de la muestra hubiera sido innegable; hasta habríamos conocido uno de los puntos de partida de la dinastía que nos gobierna y eso, siempre tiene su interés histórico. Y heráldico. Y quizá hasta hubiéramos entendido por qué el periodista José María Zabala en su último libro sobre los Borbones, cuenta que la saga arrastra como maldición los “apetitos sexuales desbocados”. Aunque no sé qué tiene eso de maldición. Ya fueran todas las leyendas como ésta.
Pero cuando se habla de tamaños casi todo es relativo. Aunque supongo que a Juan García, el malagueño que nombraron Mister Mundo, no lo eligieron sólo porque tuviera un cuarenta y cinco, de pie quería decir. Y lo mismo debe pasar con Darek. ¿Lo eligió nuestra bióloga de referencia por sus valores culturales o por su peso en oro? Esas cosas importantes son las que nunca se saben. Verdad es que hubo hasta quién dijo que su negocio era de andar con el microscopio puesto, casi como aquello que nos enseñaba Boris en su época marciana con papá Sardá de testigo.



Mejor retratados
Aunque en esta tierra sacrosanta lo hemos sabido casi todo, hasta qué no llevaba la niña de La Piqué en el baúl de mamá. A Galiardo, mucho antes de estar llenando de “Humo” algunos teatros nacionales, lo retrataron como un adán de andar por casa. Y emergiendo de los lodos nacionales, al niño de Cristina Blanco, a Miguelito de los ángeles, embarrado y marcando el paso en aquellos tiempos que se codeaba con los Pe. En estos días sin gloria se habló hasta del secreto mejor guardado de los Mohedano. Y menos mal que apuntaron que el manager lo llevaba bien, que de quejarse nada. Buena se habría puesto doña Rosa. Y a Sergio Ramos, pelotero blanco, un yogurt natural y desnatado, con una zapatilla deportiva como todo atuendo sobre su cosita merengue-
Y de cacho a cacho y tiro porque me toca. Ese debe ser el secreto que se guarda Adrien Brody, el novio de Elsa mientras se come unos bombones que sólo Nestlé sabe cómo. Una leyenda urbana relaciona el tamaño de la nariz con el del Universo, que ya deberían saber es finito pero ilimitado.