sábado, 21 de julio de 2007

Experiencias religiosas: Con el volante hemos topado

Llevo al aeropuerto a un buen amigo que se dispone a cumplir otro de sus sueños. J.J. es de los que se proponen cumplir esos viajes oníricos y mediáticos que a veces dejan caer como si tal cosa los muchos escritores que pueblan nuestro mundo –calaveras aparte-. El año pasado se pateó los lugares en los que transcurre El “Código da Vinci”, y este año se ha empeñado en convertir en aventura (peor sería que le diera por hacer la ruta de los locales que regentan Óscar Lozano o David Flores) una propuesta –que según él, siempre según él- hace en “Mercado de espejismos” Felipe Benítez Reyes, el último premio Nadal. Para J.J. la hoja de ruta -¿de qué me sonará esto?- son los lugares en los que según Benítez están algunas de las reliquias más importantes de la Cristiandad: Chalons (Francia), donde está uno de los varios cordones umbilicales de Jesucristo; Amberes, con uno de los varios prepucios; en el Museo de la Prehistoria de Roma, con el cuchillo empleado para su circuncisión; en Liria (Valencia), donde las plumas del arcángel san Gabriel; en Coria (Cáceres), con el mantel de la Última Cena (que por cierto, cuenta que una Caja de Ahorros, con su bendita Obra Social –dios nos ayude a entenderla- está regalando una imitación made in China, para que vean lo útil que pueden llegar a ser los viajes reales); en Maguncia (Alemania) donde están las plumas y los huevos que puso el Espíritu Santo cuando fue paloma; en el Sancta Santorum del Vaticano, donde tienen embotellado un estornudo del Espíritu Santo; en Vendôme, las lágrimas de la Virgen y en Lisboa, el cráneo de santa Brígida.
Y el bueno de J.J., que no sabe Íker Jiménez la que se está perdiendo, está además convencido de que el itinerario oculta la clave para determinar las coordenadas en las que se localiza el sepulcro en el que realmente y todavía yacen los restos de Jesucristo. Y si él lo dice seguro que es verdad. Claro que yo le he apuntado, y de veras que no lo termino de entender, cómo no aparece Padua, donde dicen se guarda el primer pañal cagado del Niño Dios. Misterios que hay muchos.
Claro que la Iglesia Católica está últimamente muy rara; sí, la nuestra, a la que todos hemos sobrevivido de alguna manera, la más guapa, la auténtica, la número uno, la única, y si eso lo dice Benedicto así debe ser, porque por algo desde 1870 -cuando se aprobó la encíclica “Pastor Aeternus”- lo que dice Su Santidad va a misa. Será por esas certezas por las que hasta a la niña de Letizia le han echado las aguas bautismales con Roucco como mano ejecutora. Claro que esta niña no va a estudiar eso que llaman Educación para la Ciudadanía, que es cosa de pecadores y proscritos. Y no porque de aquí a entonces habrán cambiado quince veces el plan de estudios de nuestros pobres hijos, que también; sino porque los reyes y allegados van sobrados de educación y la llevan en la sangre, y no como otros que tenemos una disposición al infierno que no hay dios que nos salve. Sólo así se comprende la que están montando con esta asignatura para inmorales y maleducados. Yo, para curarme en salud, he optado por persignarme cada vez que veo a Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, un día sí y el de en medio también, mandándonos al infierno a todos los que vamos a sufrirla, y eso sin aceptar como penitencia siquiera declararse seguidor incondicional de Pocholo 007, con lo que fue su abuelo para tanto santo.
Conducción milagrosa
Al infierno todos y ZP al rincón en el que más calor haga, debe ser por eso que este año se va de veraneo a Doñana, selecto parque nacional que sólo disfrutan los presidentes de gobierno, un buen puñado de mosquitos y los linces. Bueno, y Antonio Burgos y otros que yo me sé, que hacen lo propio en Matalascaña(Huelva), que no es el parque pero queda cerca y en verano se llena de bichos y de bichas de todas las subespecies.
Pero a esta iglesia lo cierto es que no se le escapa una. Se nota que si no es cosa de Dios lo parece. Me acaban de mandar los diez mandamientos para el conductor católico y me he quedado pasmado. Estoy haciendo fotocopias para regalarlos entre los amigos. Ahora, tendré que preguntar en la DGT si eso de rezar oralmente el rosario es compatible con la conducción. Claro que no es lo mismo rezar que hablar por el móvil, y que eso no es una necesidad vital y además está penado, si no con el infierno con cosillas más mundanas. En fin, ya saben, antes de viajar encomiéndense a la DGT, a San Cristóbal, al Arcángel Rafael, protector de los viajeros, y a la Virgen Santísima; que no todo en esta vida es tener un GPS y una foto de Pitita Ridruejo en la guantera.

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