miércoles, 5 de septiembre de 2007

El talento en los huevos

Dice José Sacristán, uno de nuestros grandes, que está representando “Un Picasso” de Jeffrey Hatcher a las órdenes de Nacho Artime, que el talento del pintor se alojaba en su cerebro -¿qué será eso?- y “en los huevos”. Y seguramente será verdad. Y eso, aún sabiendo que don Pablo nunca pintó unos huevos fritos, ni siquiera los de Lucio, del que alguien ha dicho, no me acuerdo del santo pero sí del milagro, que aquello no es un restaurante sino una taberna, aunque con huevos y precios de nuevo rico con hipoteca a interés preferencial. Cierto que tener el talento en los mismos no es tampoco lo de Nacho Vidal que lo tiene en otro sitio.
Los huevos de Picasso, que iba de macho ibérico sin reservas, casi como Vidal, no son precisamente huevos de toro. Y si no váyanse al Museo Picasso de Barcelona y véanse la exposición “Lee Miller: Picasso en privat”. Y si al final tienen claro si el genio se tiró a la rubia van y me lo cuentan en el blog. Y todo esto para decirles que me acaba de llegar un envío urgente de huevos de toro, los mejores tomates del mundo, con una cajita muy coqueta que sería la envidia de Nati Abascal, regalo de un admirador que no me cita la razón del envío pero que me los manda no sé si con rintintín o si con cariño. Prometo comérmelos, igual que este verano me comí el rabo del toro con el que Jesús Janeiro se despidió de la afición a los cuernos que se da cita cada verano en la plaza de El Puerto de Santa María, Cádiz.
Días después papá Humberto, especialista en otros cuernos, dolencias y montajes varios, anunciaba su bodorrio con una tal Angelita, aquella destetada con la que lo retrataron (¿y es capaz de posar la gente con cuerpos así?) tiempo atrás en las playas de Cádiz. Con la decisión de este otro pintor se ha quedado en la estacada la singular Camila, una peliteñida de buen porte que se paseó por los platós como la primera mujer –doña Carmen Bazán, la ex señora de Janeiro, no cuenta- que declarara abiertamente su amor por el tigre. Pobre Camila, ella sí que siempre será la otra. ¡Con la de mierda que le ha quitado al bicho!
Claro que estos huevos –los de toro- no son ni por asomo como esos que se estaba tocando ante una niña de nueve años, un primer teniente de alcalde de la población gerundense de Palau-Saverdera, un tocagüevos de CIU, del que la mujer del alcalde, por si no estaba claro aseguró que “en el pueblo ya se sabía”. Ahora el hecho lo han denunciado los padres de la niña que estaban de turismo en la localidad. Lo extraño es que a pesar de lo que ya sabían la gente lo vote.
A este exhibicionista bilingüe –lo supongo- le deberían buscar un trabajito en Estados Unidos, muy cerquita del senador por Idao, Larry Craig, que ahora lo niega todo pero que está acusado de ir seduciendo a policías por los retretes públicos, y si no a la vera del congresista por Florida, Bob Allen, que se aficionó a prostituirse en los baños públicos de los parques hasta que le cortaron el rollo. Entre los tres tendrían dónde entretenerse.
Y todo para hacerles reflexionar sobre que a don José Luis se le están subiendo hasta los huevos. Ya los debe tener de corbata a la altura de la campanilla. Menos mal que como contrapartida nos bajan las llamadas telefónicas internacionales. Será para que Trillo Figueroa, el abogado del verano, hable sin preocuparse con El Solitario. Todavía debe estar llorando su fuga jurídica con otra picapleitos.

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