martes, 18 de septiembre de 2007

Amor o la tv en celo

En el Gran Hermanos –y van nueve sin novedad en la audiencia- una señorita le ha estado calentando, sin otro derecho que el ronroneo, la bragueta al personal. Pero ocurre que los del más allá –los de la casa- todavía no saben que a la dulce Amor –o al dulce Amor-, todavía le cuelga usted ya sabe dónde. Fuera no, porque eso ya casi lo sabíamos todos hasta antes de que la casa de las bestias abriese sus puertas.
La broma, el chisme más archi-recontado entre los ligones de discoteca (y la novena edición es profusa en tales), asegura que siempre habrá alguien, que después de una impecable noche de roces y enredos, se encontró a partir un piñon y con un secreto entre las piernas del otro.
Listos que son los guionistas que marcan la pauta de esta comedia de enredos con el fondo de la sierra madrileña. Pero como pasa en las mejores historias de desenfreno y pasión, sus mercedes se quedarán con las ganas, o por lo menos tendrán que esperar que se disparen los cartuchos de la recámara. Y si puede ser con casting mejor, que eso de la selección de la especie, va con nosotros.

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