jueves, 25 de octubre de 2007

Una mentira cómoda

Quizá Mariano Rajoy, cuando contó la boutade de su primo el físico, no tuvo el valor de llamar a las cosas por su nombre, y le dio miedo referir el negocio que se trae entre manos el fornido Al Gore, que yendo esto como va, más parece el primo de Zumosol que otra cosa. Mariano lo dejó caer y con razón, como si lo de Al Gore Sociedad Anónima fuese una breva en tiempo de higos. Y es que al candidato americano lo que le faltaba, si era algo para vendernos una tostadora nuclear, era el Nobel, ese galardón que es capaz de premiar con el pretexto de la paz, lo mismo a un vendedor de armas en tiempos de la guerra fría, que a un telepredicador que vende glaciares con imágenes rebozantes de derechos de autor. Y no es que yo diga que no sea verdad lo que profetizan, pero también habrá que decir que en este circo hay mucho hombre de negocios, bastante abogado suelto pero muy pocos científicos.
Y lo peor es que aquí, entre meapilas, brokers y advenedizos, le están haciendo al fantasma la cama como jamás se la hicieron a nadie por eso de la ecología. Todo lo contrario que a los antisistemas que han sufrido cuando menos represalias y denuncias, además de las consiguientes caricias de las fuerzas de orden público. Claro que los unos quieren cambiar el mundo, porque saben que lo que lo está destruyendo es el cada vez más acuciente desnivel en el reparto del bienestar y la riqueza; y los otros, los televendedores, a lo más aspiran a mantener este sistema mundializado que controlan las transnacionales y cuando más a cambiar una bombilla y rezar un par de oraciones; que es resumiendo el planteamiento regenerador de Gore y allegados, que tienen en nuestro país como cabeza visible al consultor canario Juan Verde -¿habrá registrado también su nombre y apellido?- un ex asesor de Bill Clinton y actualmente de su sufrida y aspirante esposa. Verde que te quiero verde dirige en nuestro país un lobby afín al Partido Demócrata en España, el Public Administration Strategy Solutions (PASS), algo así como una administradora pública de estrategias y soluciones; unas soluciones que para la ocasión se mueven de la mano de la Harry Walker Agency, una de las tantas gestoras de famosos, capaz –por dinero baila hasta el perro- de sentar a tu mesa lo mismo a Cherie, esposa de Tony Blair, que a un doble de ET con permiso de su creador.
Menudo chollo el que mueve al prohombre mundo arriba mundo abajo –la verdad es que mayormente por el Norte- a base de avión privado. Un avioncito que no consumirá seguramente mucho más que un mechero. No extrañará tampoco que este ecologista modelo mantenga una casa en Nashville (Tenessee) con 20 habitaciones, ocho baños –casi como nuestra Preysler- y una vivienda anexa para invitados, en la que en 2006 gastó unos treinta mil dólares en electricidad, veinte veces más que una familia normal.
Maldito parné
Nuestro míster Z, por boca de los responsables del Ministerio de Medio Ambiente, parece ser que promete comprar 30.000 copias del manido documental para distribuirlo entre los colegios de España. Y ya puestos, servidor propone que Bono, el suegro de Raphael, interceda ante el Santo Padre para la canonización de este último mesías. Señor, señor... ¿Se imaginan cuánto hubiésemos ahorrado en plásticos y energía si el documental se pudiese bajar libre de cargas en internet?
Claro que en aras de lo políticamente incorrecto y de la vergüenza que nos da a todos poner en evidencia lo evidente, a defender la tierra del apocalipsis cobrando 240.000 euros, gastos aparte, (fue lo que se dijo cobraba por su presencia en las Islas Canarias en junio de este año) se apunta cualquiera. Y si lo que se cobra son 175.000 dólares “más viáticos de él y sus colaboradores”, que fue lo que publicó El Universal de México como sus honorarios por largar el sermón en Méjico DF, también. A eso sí que se le llama llevárselo calentito, como el planeta.

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