miércoles, 10 de octubre de 2007

El ejemplo chileno

Se nos debería caer la cara de vergüenza, aunque sólo fuese porque allende los mares los dictadores, familias y allegados, no tienen la carta de libertad que en nuestra querida España. Aquí, en la casa del señor, el problema de los grandes partidos parece ser que se resume en un video con habitantes de pijolandia y otros reinos -¿Me denunciarán por decir eso de “otros reinos”?-, cuando además ya saben que ejemplares de la especie los hay en una y otra casa, porque la política y los años en el poder o sus aledaños, dan para mucho y para más.
Pero yo no tenía interés en hablar de esas cosas y esos videos. Quisiera quedarme con otro héroe de nuestro tiempo, Carlos Cerda, que es cómo se llama el juez que en cincuenta y cinco páginas de pura literatura de la memoria histórica y de la justicia, ha mandado a casita –bajo fianza y vigilados- a Lucía Hiriart, viuda de Augusto Pinochet, y a sus hijos Augusto –por papá-, Lucía –por mamá-, Verónica, Jacqueline y Marco Antonio, además de a un puñado de civiles y de militares, acusados de presunciones fundadas de que los procesados tuvieron participación en el desvío de dinero, hacia cuentas personales del dictador, que dios lo tenga donde menos moleste. Por eso la presidenta Michelle Bachelet se permite decir que en su país “nadie está por encima de la ley”, algo que parece imposible en España donde, hasta entrar en el Pazo de Meirás es una odisea en la que están poniendo orden los jueces. Un país –el nuestro- en el que se ha vendido una transición modélica, que lo será porque todos sabemos que los hijos y acólitos del Movimiento y del Régimen, en cuanto hubo ocasión se cambiaron de acera sin problemas aparentes, y después hasta gobernaron estados, reinos de taifas, grupos de comunicación o grandes empresas, y todo sin el más mínimo pudor. Y lo que fue mejor: casi todos mantuvieron contactos, prebendas y capitales; como debe ser. Por eso no se extrañen que hoy sigan subidos en el tren y que no les afecten ni las subidas de interés. Y es que en Suiza no saben que el Banco Central Europeo existe. Y además todos perdonados por la gracia de Dios y con la ayuda de una transición ligera de equipaje, que diría mi querido don Antonio. A eso debió referirse aquel servidor gris que fue Carlos Arias Navarro cuando lo anunció todo “atado y bien atado”. Ya ven, hasta nos ataron a una monarquía parlamentaria de difícil legitimidad histórica, mientras que el gobierno legal de España desaparecía por inanición y olvido en el exilio mexicano. Y aquí borrón y cuenta nueva, para que los descendientes del dictador, primos y primas incluidos, pudieran gozar, no sólo de título nobiliario, que da mucho caché en las fiestas del gobernador, sino además de una importante herencia fuera y dentro de España, como corresponde a las grandes fortunas. Por lo demás ahí los tienen como protagonistas endiosados que lo mismo hacen una mega operación inmobiliaria, que venden una exclusiva, gestionan un aparcamiento, montan un parque temático –en el que las fieras no son ellos- o menean su orondo y casposo culo a cuenta de las televisiones públicas. Claro que siempre habrá un vocero, que con los permisos debidos y con la gracia de la audiencia, los nombrará modelos de elegancia o de lo que sean; y ellos, que son de natural muy caritativos, montan cuando pueden un rastro, o un rastrillo, o lo que quieran, con el que salvar el mundo vestidas de chicas de la Cruz Roja; aunque para rastro el que dejaron de sangre sus antepasados.Michelle

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