miércoles, 11 de abril de 2007

Risto ha resucitado, adiós a las vírgenes

Ahora que terminó la semana en las que las vírgenes tomaron las calles de mi querida España –me salió un poco Cecilia- voy a pararme un rato en estos menesteres. Si se me nota las secuelas del incienso me perdonan. Aunque para colocón el que cogí cuando supe que a Esperanza Aguirre le ponía el sesenta y nueve. Fue así como entendí una de las claves de la obsesión de Federico Jiménez Losantos por la presidenta. Y es que donde se ponga una niña de derechas... Y eso que todavía no ha llegado mayo, que después ya veremos. Una pena que fueran sólo los días que le faltaban para pasarse al personal por la urna. Así gana cualquiera y además se hace campaña para la prevención de las caries.
Poco después me veo a Bill Clinton, ese muchachote que nos gobernó tiempo ha, junto a Gabriel García Márquez, el amigo de Fidel, el de los Cien años, el de Macondo, el de las putas tristes, y me dicen que estaban los dos en IV Congreso Internacional de la Lengua. Al principio no lo entendí. ¿Bill, el maridito de Hillary, el del despacho oral? Fue entonces cuando sin ser Pitita Ridruejo se me apareció la virgen y entendí su presencia en el congreso de la Lengua. Él sí que sabía de qué se hablaba.

Mejor con la lengua
Y es que los académicos se las traen. Les hablas de la lengua y lo pierden todo o casi. Desde que supe que Dámaso Alonso, maestro de maestros y cronista del Veintisiete, como mejor recitaba los sonetos era sin calzoncillos, tengo la certeza de que sólo la literatura nos hará libres. Menos mal que el amigo Raúl Adolfo Hachén prepara en Rosario, en su Argentina del alma el congreso de las otras lenguas, las españolas y las indígenas Yo iría. No sé si estará Bill, aunque lo dudo; lo mejor sería invitar a Shakira, que es más guapa, más apañada y además está haciendo méritos con esas cosas. ¿O por qué creen que su último disco se llama “Fijación oral”? En esta vida nada pasa porque sí. Las casualidades se quedan para las OPAs y a lo mejor dan para comprase un pisito “manierista” en pleno entorno renacentista en Palma (¿empalma? otra vez me salió, no tengo solución), quise decir en Baleares, donde Jaume Matas. Pero créanme, él no quería, pero vio aquellos cuerpos desnudos de Ádán y Eva adornando los muros, aquellas testas en capiteles y columnas, aquella corte de ángeles con guirnaldas y escudos adornando puertas y ventanas, que no se pudo resistir y se dijo, me lo compro antes de que se le antoje a Lucía Bosé, por lo de los ángeles, ya saben.
Eso es amor al arte y no lo de Tita Cervera. Y eso que la baronesa, emulando a María, la madre de Jesús, pero mejorándola, ha tenido dos soles rubias como el sol sin conocer varón. ¡Qué cosas! Y es que donde se ponga el Espíritu Santo que se quite la aristocracia. Pero la experiencia es la experiencia. Ya ven, hasta Jénnifer López lo ha dicho al presentar su último disco: “No hubiera podido hacerlo sin vivir determinadas experiencias”. Y fue entonces cuando me quedé mirando a Marc Anthony que no quería salir en la foto. Tuvo que hacerlo cuando le preguntaron a ella por lo que tenía él para tenerla así. Y él se subió al escenario y lo señaló entre pitos y flautas. “Todo lo que hago es natural”, apostilló ella. Y me lo creí, que uno no es como Risto Mejode -gracias a dios- que es como lo llama Luis del Olmo, que ahora lo tiene de ayudante de cámara en su “Protagonista”.

La última vez de Banderas
Jennifer es bilingüe y eso ya saben que da puntos. Como ama una mujer es el primer trabajo que hace totalmente con nuestra lengua. Y yo encantado de que hagan esas cosas con mi lengua. Esta reina acaba de terminar una peli con nuestro Antonio, La ciudad del silencio, en la que se denuncian los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez, en la frontera mejicana con los negocio de Bush. Nadie mejor que estos dos latinos para denunciarlo.
Antonio ha vuelto un año más a Málaga para cargar el trono de la Esperanza. Claro que Banderas ya ha advertido que seguramente será el último, que ya no está la cosa para ir de vírgenes, que el cuerpo se resiente, que ya no aguanta. No dijo exactamente eso, pero en fin, ya me entienden. Y es que con las vírgenes no vale cualquier cosa y después Melany hasta se le enfada.
Y además, vírgenes cada vez van quedando menos. Ya ni Mónica La Virgen, aquella gloriosa participante de Gran Hermano. Desde que la tal supo que detrás de las telarañas había vida nada fue como antes. Y es que este país ya no es la reserva que fuera.

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